Michel Suárez, , 05 de diciembre de 2003 :
Encuentro/Entrevistas :El Fidel de Volker Skierka«
c u b a e n c u e n t r o . c o m
Encuentro en la red - Diario independiente de asuntos cubanos
Entrevistas
El Fidel de Volker Skierka
Autor de la más reciente biografía de Castro, el periodista
alemán admite que la represión contra la disidencia interna no
revela fuerza, sino debilidad.
por MICHEL SUáREZ, Valencia
Fidel (Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 2002) es un volumen
extenso y serio que, ante las falacias de la historia oficial
cubana —contada únicamente por los vencedores—, se convierte
en material de primera clase para conocer e interpretar
algunos acontecimientos del proceso histórico nacional más
reciente. Volker Skierka, su escritor, revela el camino que le
llevó a concebir la biografía del gobernante caribeño.
¿Cuál fue su primer acercamiento a la figura de Fidel Castro?
Mi primera referencia directa de Fidel Castro fue cuando fui
corresponsal en América Latina del periódico alemán
Sueddeutsche Zeitung, y cuando estuve por primera vez en Cuba
en la primavera del año 90. Viajé por todo el país para
escribir dos reportajes largos sobre la situación política y
económica, después de la quiebra del comunismo en Europa
oriental. Busqué y encontré en Oriente el pueblo de Birán, el
lugar de nacimiento y de niñez de Fidel Castro. Escribí un
perfil sobre el líder cubano. Estuve luego otras veces en mi
función como corresponsal, observando la situación durante la
salida de los soviéticos y el cambio en Europa oriental.
¿Qué le movió a plantearse la idea de una biografía?
En diciembre del año 1997 el periódico semanal Die Zeit me
envió a escribir un dossier, un gran reportaje sobre los
preparativos para la visita del Papa a Cuba en enero de 1998.
Leí muchos libros y cosas de archivo para prepararme. Encontré
que la mayoría de las fuentes sobre Cuba y las biografías de
Castro eran casi todas de origen norteamericano. A mi regreso
a Alemania tuve la idea de escribir una pequeña monografía
sobre Fidel Castro. Pero durante la investigación hallé tanto
material que me decidí a hacer algo mayor. También porque la
última biografía de Fidel la había hecho un norteamericano de
nombre Robert Quirk, en 1992. Era muy emocional, llena de
adjetivos y de prejuicios. Además, no cubrió este libro un
análisis de lo que ocurrió en los años de la ultima década del
siglo XX. Me propuse escribir la primera biografía de Castro
desde el punto de vista europeo. A fines de los 90 se abrieron
muchos archivos en Rusia, Estados Unidos y Alemania, en los
que pude encontrar bastante materiales y documentos nuevos.
Además, a mi él me pareció una de las personalidades políticas
más fascinantes, interesantes y carismáticas del siglo XX.
¿Alguna parte de la investigación se desarrolló en Cuba?
Yo estuve en Cuba como periodista de medios alemanes varias
veces. Conozco un poco el país, he entrevistado para mis
reportajes a distintas personas y leí mucho sobre Cuba.
También he entrevistado al vicepresidente del Consejo del
Estado, Carlos Lage. La situación de las fuentes y materiales
sobre Cuba es excelente fuera del país, en los archivos de las
instituciones científicas en todo el mundo. Por eso, no ha
sido necesario investigar mucho más en la Isla. Las materiales
más interesantes eran, por un lado, libros agotados,
anticuarios… y por otro, materiales recién desclasificados.
Mucho ha sido publicado también por la oficina del historiador
del Consejo de Estado de Cuba. Creo que tengo una de las más
interesantes bibliotecas sobre Cuba y Castro. Durante el
trabajo de la biografía no entrevisté a Castro. Por supuesto,
pedí una entrevista con él, pero la ignoraron. Por otra parte,
si se escribe sobre una persona viva esa persona siempre
intentará corregir la historia o darte una visión muy personal
que nunca podrá ser objetiva. Por suerte, los materiales sobre
Castro son muchos y diferentes; además, él ha dado varias
entrevistas y discursos durante su vida.
En su opinión, ¿de qué manera la formación religiosa de Castro
ha influido en su trayectoria política?
A mí Fidel Castro no me parece, en primera línea, un
comunista. Él tuvo una educación religiosa muy fuerte en la
escuela de los Jesuitas. No son casuales sus frecuentes
comparaciones entre el cristianismo primitivo y su
interpretación del socialismo, pese al constante conflicto con
la Iglesia oficial. Sobre ese trasfondo ha ido construyendo,
en el decurso de los años, una "ideología" propia, que no se
reduce a una mera transposición del comunismo de cuño
soviético. Su modelo de socialismo caribeño es el "castrismo"
o, como prefieren decir los cubanos, el "fidelismo", una
síntesis pragmática en la que entra algo de Marx, Engels y
Lenin, un poco más del Che Guevara, mucho de José Martí y la
mayor parte de Fidel Castro. Con Martí él se identificó desde
su primera juventud, viéndose a sí mismo en el rol de émulo y
heredero.
¿Cuándo cree usted que Fidel Castro concibió la estrategia
para hacerse del poder?
Creo que la idea de entrar en el camino político y sentirse
como un heredero de José Martí nació durante su tiempo en la
Universidad de La Habana. Él recibía influencias en ese tiempo
de las luchas entre bandas en la Universidad. Luego por su
mentor Eduardo Chivás, que era un liberal demócrata. Él quería
ser elegido como miembro del Congreso en 1952, pero entonces
vino el golpe de Batista. En esa situación, decidió irse a la
clandestinidad para derrocar a Batista.
¿Fidel Castro traicionó a la revolución cubana?
Esa pregunta no se responde tan fácil como se pregunta. Había
ideales con los que continuó el rumbo de la revolución.
Después de la victoria, hubo muchas reacciones fuertes en la
sociedad cubana, digamos de la oligarquía y los
norteamericanos. Esas reacciones y contra reacciones
influyeron en los primeros años en el camino de la revolución
cubana. Si en Estados Unidos hubiera habido un presidente como
Kennedy, y no Eisenhower, Cuba hubiera tomado otro camino.
Usted sabe de aquel bloqueo y de las decisiones referentes a
las cuotas de azúcar, sin esperar a ver qué camino tomaría el
proceso cubano. No hay que olvidar la Guerra Fría. Por eso,
decir fácilmente que él traicionó a la revolución es un juicio
falso.
Pero, ¿existe la revolución cubana?
Yo creo que tenemos un líder revolucionario que todavía quiere
dar la impresión de que la revolución existe, expresándolo por
su traje verde olivo. La revolución ha cambiado a una lucha de
supervivencia de un modelo aislado. La situación que tenemos
es una Isla en un camino muy difícil, buscando un futuro
después de Fidel Castro. Por la propaganda se podrá decir que
existe una revolución, pero Cuba hoy es un Estado que anda un
camino que, según el Gobierno, es el único posible, y del cual
otros dicen que mira al pasado, no al futuro.
Algunos opinan que la mejor transición cubana hubiera sido la
iniciada por el propio Castro. ¿Usted piensa que todavía hay
tiempo para eso?
No creo. Una vez le preguntaron sobre democracia y elecciones
y él dijo que esa era una cosa de su sucesor. Por tanto, yo
creo que Fidel no va a cambiar nada, al menos abiertamente.
Sería posible que haya alguna preparación a puertas cerradas
para elegir a alguna personalidad que guiase al país después
de Fidel. A mí me parecen muy interesantes personalidades como
Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Ricardo Alarcón. Pero su
hermano Raúl es el líder sucesor elegido. Raúl siempre ha
vivido a la sombra de Fidel. Quedar tanto tiempo al frente del
aparato de seguridad le ha dado cierta capacidad para
mantenerse en esa posición. Es un hombre también inteligente,
pero de ninguna manera carismático. Y él parece más ideológico
que su hermano, pues Fidel es un pragmático. Por otro lado, la
apertura económica, la "dolarización" de la Isla, los joint
ventures o empresas mixtas, especialmente en el sector del
turismo, han sido realizados por Raúl Castro y su aparato
militar. En este sentido, él se ha presentado muy pragmático y
flexible también.
¿Conoce las últimas movidas represivas del Gobierno contra
disidentes y periodistas independientes?
Yo no entiendo por qué hacen eso. Esas medidas dañan la imagen
de Cuba a la vista europea y del mundo. Se sabe que Europa
está dispuesta a tratar políticamente a Cuba de una manera
diferente a Estados Unidos, y ayudar a la Isla en un camino
que llegue al futuro. Medidas contra gente que no ha hecho más
que tener una opinión distinta no se pueden entender en estos
tiempos.
El mundo sabe que el jefe de la Sección de Intereses de EE UU
en La Habana es un hombre 150 % de Bush, y le gusta provocar.
Cuando yo estuve en La Habana en enero, he escuchado por
fuentes occidentales que ese hombre estaba actuando de una
manera que en ningún otro país podría hacer en función
diplomática. El Gobierno de Cuba pensó que, por la guerra de
Irak, la detención y los juicios contra gentes con opiniones
distintas no iban a trascender demasiado, y que, además,
Estados Unidos no tiene autoridad moral para juzgar después de
haber dañado el derecho internacional público.
Lo que está pasando ahora en Cuba no revela fuerza, sino
debilidad. Da la lamentablemente impresión de una carencia de
autoconfianza.
¿Cómo analiza la izquierda europea una situación de esta
índole?
No sé si realmente todavía hay una izquierda europea, pues ha
cambiado mucho en los últimos 10 años. Cuba, quizás, podría
ser un modelo de tercer camino entre el Primer y Tercer Mundo.
Yo conozco otros países de América Latina del Tercer Mundo. En
Cuba no se encuentra la miseria de un gran parte del pueblo
como en Lima, Caracas, San Pablo, Nicaragua y muchos otros
lugares similares. La democracia en estos países es una
democracia para pocos y no ayuda mucho a los que sufren de
hambre y de mala salud. Yo creo que la tarea del Gobierno de
Cuba debería ser guardar las ganancias de la revolución cubana
para el futuro y no algunas costumbres malas y feas, que en
este mundo deben ser del pasado. No discutir y conversar con
gente con puntos de vista distintos, sino encarcelarla, no
ayuda en nada, y es expresión de una forma de debilidad, no de
fuerza. Están desilusionando a los amigos de Cuba, también de
la izquierda. Lo único que cuenta en el futuro es la confianza
a largo plazo.
¿Participó usted en la realización del documental Fidel, del
cineasta norteamericano Oliver Stone?
No. Pero nos encontramos antes de empezar la filmación en La
Habana y Oliver Stone me entrevistó para su película en un
restaurante en el Hotel Nacional. Antes, uno de sus
productores también habló conmigo. Me entrevistó sobre mi
libro y algunas opiniones sobre Fidel Castro, sus compañeros y
Cuba. Ya he visto el documental. Como película es muy buena.
Logra una buena impresión de Fidel, su personalidad, su
carácter. Un perfil en el espejo de una cámara. Pero si me
pregunta si es "objetivo", hay que decir no puede ser
"objetivo", porque contiene un largo intercambio de preguntas,
algunas sorpresivamente muy directas y criticas, y de
repuestas muy abiertas. No es un documental periodístico, sino
una película de un director del cine sobre su actor mayor.
¿Tiene usted la esperanza de que algún día los lectores
cubanos lean su libro?
Por supuesto. Cada autor quiere que todo el mundo lea sus
obras. Vamos a ver. Yo espero que sí. Porque creo que mi libro
es muy objetivo con respeto a la persona biografiada,
describiendo una vida con sus altas y bajas. Alguna gente del
Gobierno lo ha leído. Una persona del servicio diplomático me
dijo el otro día que algunas personas lo habían leído a través
de la edición hecha en España. Yo he tratado de no abordar
aristas emocionales en él, sino sólo describir esa
personalidad. El lector tiene la posibilidad de sacar su
propia opinión.
Últimamente los libros se han vuelto peligrosos en Cuba. ¿Teme
usted que su biografía de Castro pueda ser utilizada como
prueba en uno de los juicios sumarísimos de la Isla contra la
disidencia?
No. Como reportero educado por uno de los periodistas más
valorados y conocidos en Alemania, y como periodista que he
sido condecorado con el respetado premio Egon Erwin Kisch, he
aprendido a describir situaciones y historias como fueron o
son. Mi libro no insulta a nadie, ni a Fidel Castro, ni a la
revolución o la sociedad cubana. Al contrario, cuenta la
historia con lo bueno y lo malo, con respeto y sin prejuicios.
Si eso que usted pregunta sucediera —usar mi libro como prueba
en contra de disidentes—, equivocarían la interpretación y la
intención, y sería porque no tienen confianza en su propia
gente. Porque la revolución cubana ha producido cosas buenas
en comparación con otros países del Tercer Mundo.
Cuba ganó algunos valores durante la revolución, que pueden
producir un cierto orgullo. Por eso yo no entiendo por qué
tienen miedo. El mundo cambia por la globalización, la
democratización de todos los sectores de la vida y nadie se
puede aislar. Entiendo que democracia para Cuba o para otro
país del tercer mundo o de una cultura diferente, no es la
misma cosa que para nosotros los europeos. No se puede mandar
a establecer "democracia" de hoy para mañana. Ni al mundo
árabe, ni a Cuba. Eso tiene que ser durante un proceso de
desarrollo, como la palabra "democracia" implica. Como es
obvio, la democracia en Rusia, por ejemplo, es bastante
distinta a la democracia en los Estados Unidos. Y la de Israel
es muy diferente a la de Francia. Por eso a mí, como europeo
nacido después de la Segunda Guerra Mundial, me parece que,
lejos de ser malo, podría ayudar más si Cuba se abriera.
http://www.cubaencuentro.com/entrevistas/20031206/1e5d1ff24db297cb4a711adec6d9b428.html
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